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LA
FANTÁSTICA AVENTURA DE AMELIÉ
Cuando
Amelié estaba a punto de cumplir los doce años, tuvo que marcharse
de casa de sus abuelos, allí vivía desde que su madre murió con su
padre, sus abuelos y su tía Anne. Se mudaron a la casa donde Amelié
nació, ella no nació en el hospital, nació en su casa por motivos
ya olvidados. Amelié fue la primera en bajar del coche con su diario
en una mano y una de sus maletas en la otra. Su padre fue el segundo,
que tardó más por despedirse de su hermana, la tía de Amelié, la
que he mencionado antes, ya sabéis Anne. Cuando el padre consiguió
llegar a la puerta, cargado de maletas, cogió las llaves, abrió la
puerta y suspiró.
-¡Ya
estamos de vuelta en casa! ¿Estás contenta Amelié?
-Sí
papá.- Contestó con voz sarcástica.
Amelié
entró en la casa. Estaba llena de fotos de su madre, su padre y
ella, los tres juntos. Luego se sentó en el sofá y se puso a
escribir en su diario. Por fin estaba tranquila, hasta que un pitido
de coche la hizo salir fuera. Al pasar la puerta vio a su padre
charlando con su novia, a la que Amelié odiaba porque creía que su
padre no quería recordar a su madre nunca más. En ese momento a
Amelié le vinieron a la cabeza mil y una preguntas de su madre como:
¿Dónde murió mamá?, ¿por qué papá no quiere mencionarla?
Pasada
una semana ya era su cumpleaños, y la novia de su padre la despertó.
Para ella no era muy agradable, así que empezó una conversación
así:
-¡Malos
días! Para mí.
-¿Por
qué? Con todo lo que he comprado para tu cumple. Un vestidito, he
alquilado un local, he invitado a...
-Me
da IGUAL. No quiero nada y menos aún que el cumpleaños feliz me lo
canten personas que no conozco. Es mi cumpleaños no el tuyo y lo
quiero celebrar a mi manera.
-Bueno
pues vete preparando porque dentro de dos horas empezaremos a decorar
el local.
Horas
más tarde el local lleno de gente que estarían celebrando entre
comillas el cumpleaños no se dieron cuenta de que Amelié se escapó
y había ido a su casa. Ni siquiera su padre se dio cuenta.
Amelié
llegó por la parte de atrás, a oscuras y sin darse cuenta pisó un
escalón que estaba oculto entre la hierba. Todo se iluminó, el
jardín estaba alumbrado y se veían gnomos de jardín a montones.
Los escalones se veían más y Amelié los fue siguiendo mientras
veía a los gnomos desapareciendo bajo la tierra a su paso. Llegó al
centro del jardín, donde rodeada de árboles había una fuente que
con su agua hacía figuras, salpicaba... Y, justo al lado una
escalera dorada se abría a sus pies llevándola a un mundo
extraordinario.
En
aquel mundo las personas tenían pelos extraordinarios, la piel de
colores llamativos, en fin, que parecían extraterrestres pero no lo
eran.
En
ese momento escuchó una voz chillona y se volvió para atrás. Era
una niña de piel clara y pelo moreno en forma de calabaza.
-¿Quién
eres?- Preguntó la niña- ¡Ven a la fiesta!
-¿Qué
fiesta? Yo no conozco ninguna fiesta, sólo la de mi cumpleaños, que
tampoco la celebro mucho...
-
Pues venga, te lo tengo que enseñar entonces, nadie debe perderse la
fiesta de halloween de mi pueblo.
-
¿Y se puede saber cuál es tu pueblo, es un planeta? ¿Se llama
Marte, Plutón, Saturno?
-No,
no que va, mi pueblo no tiene nombre, bueno, en realidad muchos,
hacemos un concurso cada año para que un habitante le dé un nombre.
Este año me ha tocado a mí, y, es que, como vivimos tanto la fiesta
de halloween aquí, pues el nombre que le he puesto es halloween. Je,
je, je...
-Sí,
muy original, pero ¿qué es eso?
-¿A
qué te refieres?
Amelié
señaló una nube gris, en la que se veían sombras que no paraban de
moverse. La chica al verlo, sintió miedo, no sabía que hacer, sólo
le dijo a Amelié:
-¡
CORRE !
¿Qué
pasaría, sería peligroso, mágico? De repente esa fiesta de
halloween le parecía peligrosa. Amelié corrió todo lo que pudo
escuchando los alaridos desesperantes que las sombras expandían.
Llegó un momento en el que no podía más, se rindió, no podía
respirar, se sintió impotente. La nube pasó por encima suya, las
sombras eran espíritus desgraciados, que algo tenían que hacer para
sentirse bien con ellos mismos. Amelié cerró los ojos, llena de
miedo. La nube pasó, todo acabó. Cuando creía que todo estaba
listo para seguir hacia delante una de las sombras apareció por
detrás... Era su madre, la madre de
Amelié.................................................................................
Amelié
despertó estaba en el hospital. Su padre le dijo que se había caído
en un agujero de su casa. Se fijó en su brazo, lo tenía roto.
Cuando todo había acabado en un sueño su madre apareció por la
puerta.
-Hola
hija. ¿Me has hechado de menos?- Dijo.